¿Quién no ha soñado alguna vez con tener una casa con piscina?
En la película “The Swimmer” de Frank Perry, Ned Merrill, el protagonista, vive en una zona residencial de clase alta en las afueras de Connecticut. Ned se da cuenta de que todo el valle donde vive está lleno de piscinas privadas y un día, con el objetivo de darle color a su aburrida vida, decide recorrerlo de piscina en piscina hasta llegar a su casa.
En la época que se rodó la película, en 1968, en España apenas había. Actualmente, en cambio, cuenta con más de 2,3 millones, siendo el cuarto país del mundo con más piscinas por habitante.
Jorge Dioni nos cuenta que durante el boom inmobiliario, se construyeron cinco millones de viviendas en España. La mayoría de ellas correspondían al modelo de suburbio estadounidense. Viviendas situadas a las afueras de las ciudades y en la que residen una buena parte de la llamada clase media española. Viviendas con piscina individual o comunitaria y zonas comunes. Islas verdes y azules para hacer realidad el “Sueño español”. La España de las piscinas, como él lo llama.
El año 2021 fue un magnífico año para la industria española del sector, ya que la pandemia hizo que las familias españolas decidieran invertir en  calidad de vida y esto disparó la demanda, especialmente de las de uso privado, creciendo así un 5,2%, para hacer crecer en 30.000 el número de unidades.
Sin duda un aspecto en el que reflexionar, y es que “Este mundo de chalés, urbanizaciones, múltiples coches por unidad familiar, consumo online, etc, favorece al individualismo y la desconexión social y hace necesario el debate sobre la vivienda y el territorio no solo centrado en la gentrificación, el precio del alquiler o el vaciado rural, sino también en el análisis de nuestro principal modelo de desarrollo urbano y como este ha transformado la manera de entender el mundo, las aspiraciones y la ideología de millones de españoles.”*
• “La España de las piscinas” Jorge Dioni
“Una casa con piscina” es una reflexión sobre el paisaje y el territorio. Sobre como la urbanización de espacios verdes para construir viviendas alejadas del bullicio de la ciudad supone un precio elevado del coste medioambiental de nuestro planeta. Sobre como el concepto de bienestar personal pasa por encima del colectivo.
También es una reflexión sobre la privacidad y la forma en que nos relacionamos en pleno siglo XXI. Sobre  como interactuamos con nuestro entorno a través de la imagen y las redes sociales, donde muros, cámaras de vigilancia, alarmas y perros guardianes se desvanecen, mostrando así una parte de nuestras vidas. Y es que España es el undécimo país con más uso de redes sociales respecto a su población. Un 81 % de españoles usan las redes, mayoritariamente para entretenerse e interactuar con amigos y familiares.
Porque… ¿Tienen que ver esos datos con la forma que tenemos de entender la vivienda en España?  ¿Se parece una urbanización llena de piscinas a Instagram, facebook o tiktok?
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