“No hay nada en el mundo que pueda compararse con un rostro humano. Es una tierra que uno no se cansa jamás de explorar, un paisaje (ya sea árido o apacible) de una belleza única. No hay experiencia más noble, en un estudio, que la de constatar cómo la expresión de un rostro sensible, bajo la fuerza misteriosa de la inspiración, se anima desde el interior y se transforma en poesía.

Carl Theodor Dreyer
Hay 88 constelaciones reconocidas oficialmente por la Unión Astronómica Internacional. Estas constelaciones cubren todo el cielo visible desde la Tierra y se utilizan como una forma de dividir y nombrar el cielo para fines de observación y cartografía astronómica. 
¿La necesidad de los humanos de tenerlo todo catalogado?
En el universo, se estima que hay miles de millones de galaxias, y cada una de ellas puede contener miles de millones de estrellas. Cada estrella puede tener su propio sistema planetario, por lo tanto, el número total de constelaciones observables en el universo es prácticamente imposible de calcular con precisión.
El rostro humano podría considerarse una especie de “constelación”, ya que está compuesto por distintos puntos de referencia que juntos forman una imagen reconocible. De hecho, el reconocimiento facial se basa en la identificación de estos puntos de referencia en el rostro de una persona para crear un modelo digital que pueda utilizarse para identificarla en futuras ocasiones.
Estos puntos se miden y comparan con una base de datos de rostros para determinar la identidad de la persona. Al igual que en una constelación, la posición y la forma de cada punto son importantes para crear una imagen reconocible.
En términos de genética, es extremadamente raro que dos personas tengan el mismo rostro. Incluso entre gemelos idénticos, hay diferencias en la apariencia facial debido a factores como la posición en el útero y las experiencias de vida únicas que cada uno ha tenido.
En la actualidad, el sistema de reconocimiento facial se utiliza en una amplia variedad de aplicaciones, muchas relacionadas con la seguridad, pero también en el mundo del marketing y la publicidad, donde se utilizan para identificar y segmentar a los consumidores según sus características faciales.
Existen otras aplicaciones polémicas de los sistemas de reconocimiento facial, como la monitorización y rastreo de los ciudadanos en algunas ciudades y países, lo que supone una violación de la privacidad y la libertad individual, o el control de los empleados de algunas empresas, lo que puede ser considerado una violación de la privacidad laboral. 
Otro problema es su precisión, especialmente cuando se trata de personas de ciertos grupos étnicos o raciales. Algunos estudios han demostrado que los sistemas de reconocimiento facial pueden ser menos precisos para identificar personas de ciertas etnias o géneros, lo que nos puede llevar a la discriminación.
Este proyecto pretende poner sobre la mesa, o mejor dicho, sobre la pared, esos aspectos polémicos de los sistemas de reconocimiento de esa constelación única que es nuestro rostro.
Para ello he utilizado una de las aplicaciones más revolucionarias, pero también controvertidas, que existen en la actualidad para la creación de imágenes, la Inteligencia artificial generativa. En este caso: Dall-e 2.
Las imágenes de personas generadas por Dall-e 2 son creadas por una red neuronal. Esta red ha sido entrenada con una gran cantidad de imágenes reales a las que luego se les dio una descripción textual. Estas nuevas imágenes son completamente ficticias y aunque técnicamente es posible que se repitan, es casi imposible que sean idénticas en todos los detalles debido a la complejidad del algoritmo.
En el proyecto “constelaciones”, los retratos creados por Dall-e 2 a partir de mis instrucciones, ponen el rostro humano en primer plano, buscando en él esos puntos que lo hacen irrepetible, aunque sea de forma ficticia, y poniendo de manifiesto la necesidad de mantenernos únicos para poder también reflexionar sobre la identidad, la privacidad y la libertad individual.
También buscan reflexionar sobre la tecnología y sus aplicaciones en el arte contemporáneo, así como sobre los conceptos de autoría o apropiación.
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